
Ha llegado la hora del tiempo desaparecido, las cuentas sin reloj para medir la "libertad" de los demás, la felicidad es ajena. Oscuridad absoluta que hay que disfrutar para sobrevivir, o los libros serán el verdugo de la razón. No sabremos por un tiempo si hace frío o calor, si llueve o hace sol, no importa, no el día de la semana, sábados sin sonrisas al otro lado del cristal, solo números: primero de mes, segundo, tercero, una cuenta adelante-atrás hacia el olvido de lo que en realidad se supone que ha de recordarse. Un centro social en silencio, montones de personas hacinadas sin pronunciar palabra, tranquilidad engañosa, las palabras se repiten una y otra vez en el interior, obligándonos a recordar algo supuestamente relevante. Los rebaños se mueven ahora en direcciones iguales, de un edificio a otro, hora tras hora, para encontrar un sitio entre la multitud, para ser uno mas... No se permite pensar, solo leer y repetir todos por igual, el que se desvíe será retenido, educado y encauzado hacia el camino legitimado...