Siempre hay un regreso

Entre nubes de humo y humos tratamos de abrir los ojos y enfocar una mirada sobre una imagen de realidad. Se distorsiona, no encontramos un punto fijo porque no hay realidad sin subjetividad. Cada uno atiende a sus razones excluyendo posibilidades ajenas. Siempre ha sido así y siempre lo será. Adoptamos una posición radical, nos decantamos por la crítica y tomará fuerza la comprensiva pero se acercará el reinado complaciente... no andará lejos la indiferencia. Y así miramos el dorso de la imagen real, convertir la vida en una sala de interrogatorios, mirando desde el otro lado del cristal, puede ser un juego complicado pero honrado para el que no es capaz de sentir. La emoción carece de valor para él... se dispersa la niebla y la vida es sencilla, llega entonces la tranquilidad, seguramente lo más parecido a lo que otros llaman felicidad.